martes

La bala no era para Marcia

La sangre se regó en las piernas de Santiago. Laila, su madre, unos puestos más atrás trata de reponerse de la turbación provocada por el estrepito del disparó. Nadie puede entender lo que pasa, mucho menos Marcia que yace en las piernas de su hermano mayor con la mitad de la corteza cerebral desprendida y la masa encefálica expuesta, pagando deudas ajenas. Con 11 años no se tienen culpas de costos tan drásticos. 
Hace pocos minutos estaba tomada de la mano de Santiago, su hermano mayor por dos años. Ambos, hace un mes se estaban mudando junto a sus padres a un anexo en Colinas de Unare. A Laila no le importa que pasaba antes, solo le importa que de todas las cosas que podía haber hecho hoy martes 22 de septiembre de 2009 escogió la más irreversible: salir a buscarle cupo en algún colegio a sus muchachos.
El último intento del día lo hizo en el colegio Andrés Bello de Unare, donde le ofrecieron cupo solo a la niña, “yo los quiero tener juntos”, dice Laila, pero la directora del plantel responde con un “no” rotundo. Con la desazón, el cansancio y el sol inclemente del mediodía se debate entre la decisión de irse en taxi o en autobús, sin imaginar lo trascendental de aquel dilema cotidiano. 
Sin mucha determinación aborda al azar un transporte público color blanco; un blanco donde todos los otros colores sobresalen, como el rojo, por ejemplo. El rojo sangre que manchó la puerta blanca del bus por la que sacaron a Marcia con el hemisferio derecho destrozado. De los asientos azules solo queda un par. Uno pegadito al otro y ahí ubica a los chicos, juntos como los quiere tener. Unidos siempre su única niña y su único niño. Ella, vigilándoles desde atrás agotada por el recorrido, pero alerta.
No hay pasajeros de pie. Todos los asientos están ocupados. Héctor Torrealba conduce en santa paz. Así, como si nunca pasaría nada en la ciudad, ni el bus, ni a Marcia y Santiago a los que se les sale lo frágil por los ojos y van ahí en los últimos puestos confiados, más por el resguardo de su mamá que por el plan “Ciudad Guayana Segura” iniciado el viernes pasado, como antesala al fin de semana en que el municipio vio asesinadas a diez personas incluyendo al comerciante sirio que fue acribillado en su negocio.
En la avenida 3 de Unare II, en las adyacencias del Mercado Principal, frente a los bloques de Unare alguien pide parada. Dos hombres detienen su Hyundai Accent color verde al lado del bus blanco. Uno de los sujetos desembarca del vehículo, se aproxima a una de las ventanillas del transporte público, desenfunda el arma y dispara.

Gritos al unísono. Todos sentados llevan ambas manos a la cabeza y la esconden entre las rodillas.

-Marcia agáchate que están disparando –susurra Santiago al oído de su hermana.
Silencio… silencio…  silencio…
  Santiagola abraza.
Silencio.
Entrada frontal con salida lateral derecha, fue el recorrido que hizo la bala en el interior del cráneo fracturado de Marcia Ramos. Ella no tenía la culpa de todo esto.
Dos muchachitos que estaban al lado de la pareja de hermanitos esquivaron la bala que fue a dar en la frente de la niña. “El Kelvin” y “El Glorio” se levantan, descienden del bus pistola en mano y respondiendo a plomo la arremetida hecha desde el exterior. Mientras los justos pagan, los pecadores se escapan ilesos.
Los adolescentes se escabulleron por su territorio. Tenían residencia en el Bloque 13 de Unare, zona donde son conocidos como azotes. La contraparte son miembros de la banda “Los peluches”.  Todos huyeron sanos y salvos.
Laila reacciona en el infierno mismo, más cruento que la negativa de la directora del colegio. Nada puede ser más aterrador que la imagen de su única niña desangrándose en las piernas de su único niño. Con el corazón destrozado a puñaladas y un golpe seco en la boca del estómago los mira… así, juntos, pero no juntos como ella los quería tener.
Ahora los asientos vacíos se ven más azules. Laila ve todo gris pesadilla. Grita desesperada. Llora, llora mucho y grita. Le vibra la voz.

-¡¡Señor, ayúdeme!! -le dice al chofer bañada en llanto- ¡¡¡Vamos a llevarla a una clínica!!!

El conductor la mira sin saber qué hacer.

-¡¡Se lo suplico!! –grita mirándolo a los ojos mortalmente herida, tanto como su pequeña Marcia.
El hombre no atiende a la súplica.  
Héctor Torrealba luego declaró para un medio impreso que fue atacado por los nervios y estos lo inmovilizaron. 

Con la poca ayuda que le proporcionaron bajó a sus hijos del bus. Tiene las extremidades completas aunque todo el cuerpo le tiembla. En el ambiente hay un aire denso. Poco a poco se aglomera la gente, algunos transeúntes y dueños de tarantines y kiosquitos que ocupan las aceras tratan de socorrerla, pero lo que necesita no está a su alcance: un carro que la lleve con sus dos niños a la sala de emergencia más cercana.
Un camión se detiene, la madre abre la puerta y empieza a meter a la niña que se desangra.

     -¡¡señor lléveme a la Clínica, a mi hija le dieron un tiro en la cabeza!! –Una vez más ruega a gritos la mujer.

El hombre arranca despavorido al escuchar que se trata de disparos y casi las termina de matar.

  -¡¡¡Señooooooor, mi hija se está muriendo!!! -Solloza desgarradoramente con las últimas fuerzas de su alma.

Nadie sabe cuánto tiempo ha pasado. Ahora se ve llegar una patrulla de la policía para trasladar a Laila, Santiago y Marcia a la Clínica Unare, donde minutos después desembarcó de un carro de la empresa Electrificación del Caroní (Edelca), Humberto Ramos, padre esa familia. Los médicos suspenden el cronograma quirúrgico programado y atienden diligentemente a la niña. Luego de extraer la bala que milagrosamente no acabó con la vida de la menor, quitaron tejido de una de sus piernas para reponer el que se desprendió con el impacto, dejando expuesta la masa encefálica.
Ha transcurrido una semana. Marcia parece momificada con todas esas vendas en su cabeza y sus ojos. Cuando la fe se agotaba comenzó a dar señales de vida, después de estar aproximadamente siete días en estado de coma. En ese tiempo de ausencia llegaron conocidos y desconocidos. Periodistas inescrupulosos. Curiosos Imprudentes. Un funcionario de alto rango del Cuerpo de Investigaciones Científicas Penales y Criminalísticas (CICPC) con un ofrecimiento:

-Este es uno de los tipos -dijo, mostrándole una foto a Laila- ¿Qué tú dices lo matamos?

-No, yo no sé. Hagan su trabajo y más nada -dijo abrumada– a mí no me venga a preguntar esas cosas.

Dejó todo en manos de Dios y se alejó con las lágrimas empozadas. Marcia sobrevivió, está cerca de convertirse en quinceañera. El matrimonio Ramos Pérez hoy tiene una bebé de 1 añito y la impresión renovada de que alguien o algo los protege para siempre.

miércoles

Niña embarazada: responsabilidad prematura


Reportaje interpretativo/testimonial
Se han modificado los nombres  

El embarazo precoz es una realidad social que prevalece desde hace muchos años en las familias Latinoamericanas más desfavorecidas, testimonios de mujeres venezolanas reflejan los  diferentes matices de un fenómeno convertido en patrón hereditario.

 
Era un día de esos en los que llueve con sol, Magali parecía estar de mal humor, —siempre es así, luego comienza a conversar con humildad—. Tiene entre las manos ropa húmeda que tiende y destiende tratando de seguirle el juego al aguacero que no termina de caer. Vive en un pequeño anexo donde todo es blanco: las paredes, el piso, el techo. En las dos habitaciones las camas están perfectamente arregladas. El orden en los cuartos, como en la salita, es pasmoso. Del juego de comedor incompleto a la nevera inmaculada hay solo dos pasos.
En el patio central se despabiló el palo de agua. Magali se resigna y deja la ropa en cualquier parte para preparar café, sus manos saben de memoria la ubicación de todos los utensilios. Desde la ventana mira como las ráfagas de viento quieren desprender las cuerdas de alambre. Su cuerpo aparenta mucho menos de 30 años, sus grandes ojos marrones son esquivos, en su mirada agotada se percibe una humedad helada.
Magali Cermeño supo a sus 14 años que estaba embarazada, desde entonces se volvió taciturna y el ceño le quedó fruncido para siempre. Adriana ya tiene 16 años, verla es como estar frente a Magali en sus años mejores. Parecen hermanas. La adolescente es risueña, al contrario de su mamá que de tanto economizar todo se le agotó la sonrisa y siempre guarda silencio. Un año después nació Andrea, acaba de cumplir 15 primaveras, sin vals, sin damas de honor ni un padre que se sirviera, por lo menos, en ponerle la zapatilla.
La realidad de esta treintañera no refuta lo que sentencian las últimas estadísticas: más del 50% de las mujeres que han tenido embarazo precoz vuelven a quedar embarazadas un año después y casi el 75% a los dos años. Tenía 19 años cuando el siguiente marido la dejó con más penas que glorias, la otra mitad del hogar huérfana y un par de gemelos: Sofía y Santiago quienes a sus 11 años preguntan quién es su padre.
—Ella se parece a ti y yo me parezco a mi papá. —Dice Santiago refiriéndose a su hermana.
—Ella se parece a mí y tú eres igualito a tu tío Ricardo. —Aclara Magali.
Frank y Juan Carlos se marcharon ahorrándose la cortesía de dejar el apellido, ignorando que con su partida arrojaron a Magali al 60% de mujeres venezolanas que crían solas a sus hijos. El mayor temor de esta mujer que no pudo terminar el bachillerato es que sus hijas repitan su historia y pasen a formar parte del 40% reservado a madres adolescentes solteras.
A ella le da miedo creer, y cómo no, si tantas veces ha creído en “tonterías de hombres” y ahí está, atendiendo con abnegación las consecuencias vitalicias. Aunque crea o no las estadísticas son irrefutables y “alarmantes” como las calificó el presidente de Venezuela, Hugo Chávez. En 2010 de los 591.303 partos, 130.888 fueron de menores de 19 años y 7.778 de madres menores de 15 años.
El temor de Magali y de otras tantas madres está sustentado en el aumento sostenido de niñas madres que ubica a Venezuela como país líder en embarazos prematuros. El fenómeno social que ha sido catalogado como un problema de salud pública a escala mundial, en este país se ha venido incrementando: en 1990 la incidencia de jóvenes embarazadas era de 13%, en 2001 aumentó a 15%.
No son un aliciente los números del Ministerio del Poder Popular para la Salud que en 2007 publicó la cifra de 23%, mientras que organismos internacionales como el Centro Latinoamericano Salud y Mujer y la Organización Iberoamericana de Juventud, aseguraron en ese mismo año que el índice venezolano se encontraba entre 27% y 30%. Las últimas mediciones se realizaron en 2010 y según el Ministerio de Salud 24% de los partos en Venezuela son de adolescentes.
Sociedad machista
José González es un hombre de 37 años, no recuerda cuando fue la última vez que estuvo en un salón de clases “yo estudié hasta cuarto o quinto grado”, divaga. Su día transcurre al volante de un carrito por puesto. Muchas veces no le alcanza las horas de trabajo para llevar el pan a su hogar y servir la mesa como Dios manda. Tiene 3 hijos: Alexander, Alberto y Alfonso de 15, 13 y 8 años respectivamente “gracias a Dios todos son varones” se tranquiliza. Su esposa es ama de casa a tiempo completo.
Haciendo la ruta diaria conoció a María Rodríguez una niña  que en aquel momento tenía 13 años de edad y usaba el transporte de lunes a viernes para desplazarse desde el Liceo al Barrio donde habita. Al cabo de unos meses el chofer y la adolescente estaban envueltos en un romance ilícito. El fruto de todas las veces que se arroparon bajo la impunidad hoy tiene 2 años de edad, el mismo tiempo que ha transcurrido desde que la muchacha abandonó el liceo para trabajar y cuidar a su retoño. El matrimonio González superó el “desliz”.
Con base en estadísticas sobre embarazos prematuros y abortos se presume que la edad media de iniciación sexual en Venezuela está entre los 12 y 14 años. Especialistas afirman que la mayoría de los varones que embarazan a adolescentes son hombres adultos entre 36 y 39 años. No son pocos los casos de niñas que asisten a las consultas ginecológicas con sus madres y ambas prefieren ignorar el tema sobre el corresponsable de la vida que se germina  en el vientre de la púber.
María Rodríguez no está fuera del denominador común de los Barrios de Venezuela  donde no haberse procreado antes de los 16 años es una novedad. En las calles polvorientas, que parecen de tiempos remotos, es costumbre ver niñas barrigonas con un bebé engarzado en las caderas. Este sector olvidado es de madres adultas que lloran bajito, techos sin padre, niñas con muñecos de carne y hueso extraídos desde sus propias entrañas, cercas de alambre a medio terminar adornadas con hileras interminables de trapitos diminutos. 
El embarazo precoz pone de relieve otros problemas sociales, como la pobreza extrema, la deserción escolar que hoy se ubica en el 60% de muchachas embarazadas. En 2010 solamente en el estado Bolívar 22% de la población adolescente había interrumpido los estudios y estaba esperando parto sin el apoyo de sus parejas en la mayoría de los casos.
 Magali Cermeño dice conversar con sus hijas abiertamente sobre sexualidad, “la mayor tiene un noviecito, eso para mí es un dolor de cabeza”, se lamenta sin poder evitar que se le quiebre la voz. Adriana y Andrea dan muestra de una educación esmerada, parecen tener más información de la que su madre les ha proporcionado, lo que despierta suspicacia en la joven mujer.
Guiados por el Instituto Nacional de Estadística estas chicas saben cuáles son los métodos anticonceptivos más eficaces, en tanto que el 70% de los jóvenes los conoce, pero esta cifra no es garantía de un embarazo no deseado porque según la Encuesta Nacional de Población y Familia solo 1 de cada 10 adolescentes los usa en el inicio de su vida sexual.
Un problema de vieja data
Josefina empezó a parir a los 13 años  a sus 44 años ya tenía 10 hijos. Siempre se le vio sola, arrastrando los pies, los ojos verdecitos, el cabello tostado por el sol y enfundada en una suerte de sotana de flores enormes. La mujer murió  a causa de un cáncer de cuello uterino que desde los primeros síntomas trató de curarse con remedios caseros y bebedizos mágicos.
Las causas de antes son las mismas de ahora, cómo no alarmarse con esta afirmación de algunos sociólogos, quienes reflexiona sobre los motivos predominantes: falta de educación y prevención. Además, sostienen que muchos de los embarazos precoces están asociados a una infancia traumática y hogares disfuncionales donde por lo general falta el padre o este es un hombre maltratador y/o alcohólico.
Es tiempo de mujeres con aspiraciones nuevas, cuyas metas sean una formación personal íntegra, alcanzar un alto nivel educativo, estabilidad laboral, económica y emocional. Mujeres sanas física y emocionalmente tienen hijos sanos, con esta frase se describe el ciclo ideal para la transformación de una sociedad.  Se deben dejar de fabricar mujeres como Magali, mujeres de esas que aun sin lluvia tienen relámpagos en el alma. Mujeres como Josefina que mueren mucho más que solas, mal acompañadas.

viernes

Encerrada en cuerpo de hombre

 Soyre en Miss Venezuela Gay
Entrevista de personalidad

Soyre del Mar habla de sus emociones

Su nombre de pila es Hernán Francisco
 pero a los 18 años se hizo llamar Soyre, es una 
mujer natural y audaz, como se describe a sí misma. De masculino sólo lleva el nombre real y la equivocación anatómica de su zona sur; no tiene vello facial ni corporal y posee untimbrede voz femenino congénito.
           
            En una casa que aún guarda vestigios de la navidad y en medio de un ambiente familiar beisbolero, Soyre se muestra dispuesta a restarle un poco de atención a los presentes para abrirnos un espacio en su acogedora morada, repleta de fotos familiares y figuras del Arcángel Miguel, a quien confía su bienestar.
            Su adolescencia no fue traumática, pero tampoco fácil; enfrentó a su familia a los 15 años con la misma entereza y valor que refleja por encima de su tez blanca y atuendo de mujer adulta. En aquel entonces, decir lo que es y cómo se sentía le costó que su padre no le dirigiera la palabra duran casi 30 años. La comprensión de su madre se convierte en el mayor aliciente.
            Cuando, en plena pubertad, decidió irse a Caracas con un grupo de amigos homosexuales aflora el espíritu audaz que la caracteriza. Estando en la capital se especializa como estilista y comienza a inyectarse hormonas para hacer crecer sus pechos, cosa que no le costó mucho, porque –como dicen los médicos- las hormonas femeninas son las que predominan en su cuerpo. El suministro de hormonas provoco debilitamiento de su miembro viril, lo que se traduce en erecciones menos firmes, pero esto no la priva de alcanzar placer sexual.
            Durante unos años estuvo ahorrando para pagar la transformación de su pene en una “imitación” de vagina, sin embargo, muchos testimonios fatales, recomendaciones de médicos y consejos de familiares la hicieron desistir de la idea. Soyre no se sintió menos mujer, dice mirarse en el espejo y sentirse segura y conforme con lo que es y con lo que ha hecho de su vida.
            Regresó de 18 años a Ciudad Bolívar, su lugar natal; totalmente trasformada en Soyre Del Mar: “me autobauticé Soyre porque leí que ese es el nombre de la quinta estrella del universo, Del Mar… por su inmensidad”. Frente a la mirada atónita de progenitores y hermanos, quien fue concebido para ser Hernán Francisco, ahora mostraba unas contorneadas curvas femeninas.
            -¿A qué edad tuviste tu primera relación amorosa?
            Tenía 18 años, lo conocí aquí en Ciudad Bolívar en una fiesta después de haber concursado en el certamen Miss Venezuela Gay, “él me vio y se enamoró, yo también estaba enamorada”.
            -¿Él era homosexual entonces?
            No, a él le gustan las mujeres, de hecho después de cuatro años me dejó por una mujer; no porque dejó de quererme, sino por los problemas con su familia y por condiciones de la sociedad
            Nuestra entrevistada aclara que nunca ha podido olvidar a su primer novio, a pesar de que ha tenido otras relaciones, aquel hombre sigue ocupando un lugar especial en su vida por ser el único que la ha amado con sus defectos y virtudes “él me amó como un hombre a una mujer”.
            EL TAROT
            Soyre relata que desde la infancia ha vivido experiencias sobre naturales (posesión de espíritus) lo que provocaba que su cuerpo quedará totalmente inmóvil y frío, hablaba con voz distinta a la propia, además hacía predicciones acertadas que no se tomó en serio hasta los 22 años cuando se fue a Caracas a estudiar metafísica.
            En el mundo de la astrología y el esoterismo se sintió como pez en el agua. Olvidó la peluquería y el maquillaje, se esforzó por absorber lo mejor de todas las personas que le enseñaban aquello que se convertiría en su oficio por el resto de su vida.
            -¿En qué forma te ayudó la metafísica?
            Me ayudó a perdonar, a liberar de culpas a las personas que alguna vez me hicieron daño, y a mí de resentimientos. Me ayudó a acercarme a Dios y a San Miguel Arcángel.
            El hermano mayor de Soyre se convirtió en su verdugo durante la culminación de su infancia y parte de su adolescencia él la maltrataba física y verbalmente, “me pegaba cada vez que le daba la gana, me golpeaba con cualquier cosa y lo hacía con odio… a veces pensaba que me iba a matar”. Con la metafísica aprendí a perdonar.
            Soyre Del Mar cuenta las agresiones de su hermano con total tranquilidad y aplomo, mira directamente a los ojos; se muestra desenvuelta y libre de complejos. Su timbre de voz es armonioso, el tono es acorde con la pequeña sala de luz tenue, por donde transitan los sobrinos, los hijos de los sobrinos, los amigos, cuya presencia no intimida ni incomoda a Soyre.
            Comenzó leyendo las cartas españolas, hoy lee el tarot, hace limpieza de chacras, aleja espíritus malos, hace trabajos para conseguir pareja, para la prosperidad, etc., asura que nunca ha hecho trabajos para dañar a nadie, aunque se lo han pedido a cambio de altas sumas de dinero.
            Gracias a su profesión ha ganado muchos amigos y el respeto de la gente que la conoce, señala que “no todo el que me conoce sabe que yo soy un hombre” salvo los amigos íntimos y su familia. “Mis clientes me dicen señora Soyre”.
            En su trabajo le va muy bien atiende a hombres y mujeres de cualquier condición social de varias partes del país, y en ocasiones es ella quien tiene q salir de la ciudad o el estado a hacer trabajos espirituales a domicilio.
            -Dices que atiendes personas de cualquier condición social, ¿Cuándo alguien no puede pagar por tu trabajo, llegas a un acuerdo o lo rechazas de antemano?
            No los rechazo, ni podemos llegar a ningún acuerdo, el que no tiene para pagarme no tiene y punto que puedo hacer, les puedo leer el tarot; todo depende de lo que quieran, hay trabajos que requieren de ciertos materiales que no siempre tengo aquí, el cliente debe traerlos.
Soyre es una mujer que está alrededor de los 50 años, es caritativa, para ella es importante ayudar al prójimo. Dice que a la puerta de su casa han llegado personas de otros estados de muy bajos recursos que han escuchado acerca de su credibilidad, no le queda más que atenderlos en su requerimiento y adicionalmente les regala comida, “si tengo les meto en una bolsita una harina, un paquete de arroz, de pasta, lo que pueda”.

miércoles

Hablan los rincones de Macondo

Entrevista imaginaria


La tierra imaginaria de 
Gabriel García Márquez
Al escritor nunca le importó si realmente
el nombre pertenece a un árbol del trópico
o a una etnia errante. Simplemente su inspiración se permitió ubicarlo en una Colombia tan real como histórica y su memoria se quedó a vivir ahí para siempre.

La primera vez que tropecé con Macondo fue en páginas de La hojarasca, me hallé seducida por aquel ambiente mustio donde irrumpió la compañía bananera. En otros libros del mismo autor donde encontraba ese desolado pueblo, me provocaba besarlo en la boca y caminar sus calles de luto perenne.
Desde la adolescencia supe que sucumbiría a su sofocante poder de atracción. Mientras leía por segunda vez Cien años de soledad, un remolino mágico salió de las páginas y me absorbió. Ahí estaba, deslumbrada, con los ojos abiertos de par en par escuchando la voz sobria con que Macondo me invitaba a conocer cada espacio de su ser.
Siempre había pensado que Macondo y Aracataca eran la misma cosa, así que pregunté:
—¿Eres Macondo o Aracataca?
—Pues, te he visto por mucho tiempo ahí, del otro lado de las páginas y no te has dado cuenta de que somos las mismas: ella es el realismo y yo soy lo mágico, pero ambas existimos.
—No entiendo, ¿me explicas?
—Mi niña, Nicolás Márquez se fue jovencito para Aracataca y José Arcadio Buendía se vino para acá. Ambos dejaron su tierra natal después de matar a Medardo Pacheco y Prudencio Aguilar. Allá también hubo un coronel que promovió 32 guerras civiles y las perdió todas. Escapó a 14 atentados a 73 emboscadas y a un pelotón de fusilamiento.
 Macondo tiene cansancio, tose en cada pausa y mira con letargo. Se sienta en la entrada de su tierra, imitando la costumbre antaña de sus habitantes de sentarse en la puerta de las casas acaloradas; desde ahí, explica que en 2007 alguien trató de unificar el territorio de lo real y lo mágico, pero de los 7.400 votos requeridos se consiguieron 3.342, “gracias a Dios, o a Melquiades… o a los pescaditos del Coronel. Mejor, cada cosa en su lugar”.
De cualquier manera siempre serán familia, así como Úrsula en Macondo, y Tranquilina, la abuela de Gabo, en Aracataca. No solo comparten el apellido Iguarán, sino que ambas murieron locas y ciegas. Al respecto, Macondo revela que Úrsula era bruja “eso de estar ciega y saber dónde estaba el anillo de Fernanda Del Carpio es cosa de hechicería”.
—¡Ah! ¿Usted lo supone? Ya me estaba confundiendo.
—Estoy casi segura, aquí se ve de todo. Con decirte que vivimos con los muertos y a veces no se sabe quién es quién. Aquí las mujeres se van volando, como Remedios Buendía, ¿sabes? La de la cuarta generación, la hija de Santa Sofía de la Piedad y Arcadio... Arcadio, el hijo de Pilar Ternera con José Arcadio… José Arcadio, el hijo de Ursulita y José Arcadio Buendía, los primeritos que llegaron aquí. Bueno, a ella le decían Remedios, la Bella y un buen día se fue volando.
—Parece recordar en orden cronológico a todos los Buendía ¿Los conoció bien?
—Ese apellido es un pueblo triste. A quien lo lleve me lo sé de memoria por dentro y por fuera.
De pronto un ventarrón salvaje sacude la túnica envejecida de aquel personaje profundamente enigmático de cabellos grises infinitos con hilos de plata, piel curtida, arrugas inefables, mirada antigua y manos de baúl inescrutable. El polvo se levanta. Caminamos despacio y en silencio con el ceño fruncido por el sol. Sin aviso, supe cuando estuvimos en las ruinas de la casa de la vieja estirpe. Macondo lloró.
—¿Por qué llora? -Pregunté llorando.
—Por Sacramento.
—Pensé que no había quedado rastro de esta casa cuando Aureliano Babilonia descifró los pergaminos.
—Esto es la antología de todas las nostalgias, y de todas las soledades. Mira las mariposas amarillas, la multitud de hormigas, los pescaditos de oro. Son cosa de otro mundo. La inclemencia del viento no pudo arrancar por completo los cimientos de esta casa.
Las mariposas amarillas parecen dormidas, son incontables. Las hormigas tienen intacto al niño con cola de cerdo. Los pescaditos de oro se reproducen espontáneamente y mueven la colita. La sensación de desamparo es palpable, nítida, ese es el estado natural de este lugar donde no se sabe si se está acabando el mundo o es que no termina de empezar.
Cuando Macondo es interpelada acerca del significado de las ventoleras repentinas, dice que es un lenguaje indescifrable, tal vez una alegoría de las costumbres gitanas. Además recuerda que ese estigma aparece en momentos extraordinarios, por ejemplo, cuando llegó la compañía bananera.
—A propósito, ¿le parece que la huelga bananera marcó un antes y un después en su vida?
—Antes en Macondo no pasaba nada… con decirte que no teníamos cementerio. No teníamos problemas, sino misterios: la peste del insomnio que luego provocó el olvido. Llegó esa gente con sus cosas, y contaminó todo. Después de que pasó lo que pasó, llovió para siempre y seguimos más desolados y desamparados que nunca… como siempre.
—¿Qué fue lo que pasó?
—Si estás aquí sabes de qué te hablo.
—De cómo terminó la huelga, supongo ¿usted cree en lo que dijo José Arcadio Segundo?
—Él dice que fueron tres mil muertos, que se los llevaron en doscientos vagones y los lanzaron al mar, el resto dice que aquí no hubo muertos. Las dos cosas son verdad, según cómo se mire. Aquí a veces todos parecen muertos, pero suenan las campanas para la misa y se escuchan los ruidos domésticos. Cuando vemos a un vivo resulta que está hablando con un muerto.
Macondo asegura que ahí están todos eternamente, aunque a veces no haya nadie. Habla en español, pero el significado de sus palabras parece tener sentido en un idioma incierto, algo así como los pergaminos del gitano.
Caminando las calles de aquel pueblo tan real como inverosímil, me detengo a descansar, bajo la mirada y encuentro un largo hilo de sangre que parece reciente, lo sigo con la mirada hasta donde es posible. Mi impresión es inmensurable al comprender que se trata de la sangre de José Arcadio, que viene desde la casa que compartía con Rebeca, atraviesa todo el pueblo hasta llegar a los pies de Úrsula, su madre.
Al levantar la cabeza veo la imagen espectral de Úrsula caminando a paso rápido, bañada en sudor y encorvada siguiendo el hilo de sangre en sentido contrario. Traté de compartir mi emoción con aquel ser extraordinario que me acompaña, pero se había esfumado. Ahora me hablaba desde cualquier parte: el viento, los almendros, las begonias.
 —¿Dónde estás?
—Aquí, eternamente. Plasmada en la memoria de los hombres.

sábado

José Roberto Díaz Baussón

Entrevista ping pong

Un artista en constante crecimiento




Reconocido por su amplia trayectoria en teatro, cine y televisión, ha realizado más de mil personajes característicos, ochenta obras de teatro, más de trecientas piezas publicitarias. Las caras del diablo y Último cuerpo son algunas de las producciones cinematográficas en las que  ha participado. Formó parte del elenco de Mi prima Ciela uno de los últimos dramáticos transmitidos por RCTV.

¿En pocas palabras qué es la actuación en tu vida?
—Mi profesión, mi pasión.
— ¿Cuándo descubriste que naciste para actuar?
—A los 8 años representando a Colón en el colegio.
— ¿De dónde nace la inspiración?
—De mucho trabajo creativo y de una gran cultura en el tema, se mezclan los ingredientes y se enciende la chispa de la necesidad de lo nuevo.
— ¿Una herramienta indispensable?
—El enfoque.
—A tu juicio, ¿quién no puede ser actor?
—Quien no se lo imagine.
— ¿Un personaje que no interpretarías?
—No tengo limitaciones al respecto.
— ¿Una característica particular de algún personaje que se haya quedado contigo?
—La Luz de Jesucristo.
— ¿El personaje más complejo que te tocó encarnar?
—Jesucristo.
— ¿Con quién te gustaría trabajar?
—Me da igual.
— ¿Algún truco para memorizar los libretos?
—Una oración a la vez y vas sumando.
— ¿De ser paparazzi a quién perseguirías?
—A nadie. Sería fotógrafo artístico, paparazzi no es profesión… un malandro con cámara.
— ¿Qué son las fantasías?
—Todo lo que la mente imagina y nunca podrá ser real.
— ¿De qué te quejas con frecuencia?
—De los hampones que me robaron el sueño revolucionario que sí pudo ser posible y como el salitre destruyeron todo.
— ¿La mejor hora del día?
—Cuando beso para hacer el amor.
— ¿Un desahogo cotidiano?
—Mis ejercicios emocionales de actor.
— ¿Un fracaso irremediable?
—Este Gobierno.
— ¿Una satisfacción incalculable?
—Un planeta ecologista.
— ¿Un cuerpo inolvidable?
—Natalia Streignard
— ¿Un ser insustituible?
—La madre.
— ¿En la playa o en la montaña?
—Playa.
— ¿Un compromiso ineludible?
—Ser padre.
— ¿Tu obra maestra?
La pasión Los  Teques. Está en Youtube el video.
— ¿Un ejemplo a seguir?
—Como espíritu libre, Facundo Cabral.
— ¿En las tablas o en la pantalla?
—En las tablas.
— ¿Has sentido alguna vez que le has quedado debiendo al público?
—No.
— ¿Tienes las cuentas claras con Dios?
—Es mi socio para la eternidad.
— ¿Última producción cinematográfica?
La distancia más larga, coproducción con España filmada en Canaima
— ¿Cuando se apagan las luces y baja el telón qué queda?
—Un personaje en la oscuridad hasta la próxima vez y un actor que despierta para saludar al público.
— ¿Próximamente?
—Cinco estrenos de películas que filmé el año pasado: Memorias de un soldado, Piedra, papel o tijera, Azul rosa, Azotes, Dos sueño